Podemos encontrar numerosas imágenes, retratos y miniaturas de Rumi. Se menciona incluso a pintores que dibujaron a Rumi. Y asimismo otros artistas, como Aflaki, describieron sus características físicas. Por ejemplo, alguien indicó a Muin al-Din Pervane que Rumi tenía la cara pálida por su continuo ayuno mientras que Sultán Valad tenía las mejillas sonrosadas. ¿Podemos imaginarnos la apariencia física de Rumi basándonos en estos relatos y pinturas? Rumi tenía un cuerpo delgado, esbelto y piel pálida. Se ha dicho que en cierta ocasión fue a un hamam, el tradicional baño turco. Cuando se miró al espejo se dio cuenta que estaba muy delgado. Se compadeció de sí mismo y dijo: "En mi vida nunca he tenido pena de nadie, sin embargo hoy cuando vi mi delgado cuerpo en el espejo tuve pena de mí". Aunque Rumi tenía la piel pálida era de apariencia benévola e imponente. Los ojos de este santo eran muy atractivos. Eran penetrantes, repletos de una exuberancia sin par. Las miradas de sus luminosos ojos eran tan poderosas que cuando una persona que desconocía el poder de los ojos de Rumi miraba directamente a estos luminosos ojos caía bajo tal influencia que tenía que desviar su mirada.
Todos estos relatos y descripciones hacen referencia a las características físicas de Rumi. Pero, ¿cuáles eran sus características internas? En el Mesnevi señala:
¿Cómo, me pregunto, debería contemplar mi rostro para comprobar qué aspecto tengo y para ver si soy como el día o como la noche? Durante largo tiempo busqué la imagen de mi alma, (pero) mi imagen no era reflejada por nada ni por nadie "Después de todo —dije— ¿Para que sirve un espejo? Para que todo el mundo sepa cómo y quién es" El espejo de hierro es (sólo) para cáscaras (formas externas), el espejo que enseña el aspecto del corazón es muy caro. El espejo del alma no es sino el rostro del amigo, la faz de ese amigo que es de aquél país (la tierra espiritual).1
¿Dónde se puede encontrar al Amado que puede reflejar el mundo y el carácter interno de Rumi? ¿Quién puede describir las características internas del hijo de Sultán al-Ulama? ¿Cómo se puede representar a Sultan al-Ashiqin, "el Sultán de los Enamorados"? Nadie puede comprender o describir completamente a este santo que se había nutrido de la sabiduría, los modales y el carácter de su padre, el "Rey de los Eruditos" y que se quemó y derritió en el recipiente del Amor Divino. Era un ser humano superior que a través de la experiencia del Amor Divino se había purificado del rencor, el odio, la maldad, el egoísmo, la ostentación y de toda debilidad humana. Era un hombre de bondad, perfección y un hombre de amor y gnosis. Cuando se sumergió en el océano del amor se liberó de todas las ideas contradictorias. Se separó de lo bueno y lo malo. De nuevo en el Mesnevi señala: "Ya que lo que no tiene color (la Pura Unidad) se convirtió en el cautivo del color (la manifestación en el mundo de los fenómenos), Moisés hizo las paces con Faraón".2 La fluctuación, las olas, la espuma, y los colores verde y azul, todos confluyeron en la superficie del océano. Pero en las profundidades del océano, no permanece ola o color alguno.
Esta es la razón por la cual Rumi contemplaba con la misma perspectiva a todas las naciones y hermandades. Su actitud hacia la gente y las cosas fue siempre desde este punto de vista. Trató a todo el mundo del mismo modo. Contempló a todo el mundo con los mismos ojos. En su opinión, musulmanes, cristianos, judíos y seguidores zoroástricos eran todos iguales. Por lo tanto, recordó a la gente que era esencial no mirar con desprecio a los que no eran musulmanes, y respetar las religiones y creencias de los demás. En países musulmanes es normal encontrar iglesias y sinagogas al lado de las mezquitas. Los musulmanes respetan todas las religiones. Esta opinión de Rumi que es completamente islámica, no debe malentenderse. El Profeta del Islam es el último profeta y no acontecerá ni aparecerá otro profeta tras él. La opinión de Rumi sobre el resto de religiones no debe hacernos pensar que consideraba que el Islam era equiparable a las otras religiones. En cuanto a su idiosincrasia como religión, engloban el mis-mo concepto de devoción y elevada moralidad, en pos de la bendición de un ser supremo, Dios. Se diferencian en las prácticas que prescriben, aunque su esencia es la misma.
Rumi consideraba todas las religiones, hermandades y naciones como olas del océano de la Unidad, ya que Dios considera a todos los profetas como uno, como aparece en el Corán: "No hacemos distinción entre ninguno de Sus mensajeros".3 En el mismo capítulo Él indica que considera a algunos profetas superiores a los otros: "A algunos mensajeros les damos regalos y les hacemos superiores a los otros".4 De esta forma mientras todas las religiones y hermandades son una, se diferencian en las prácticas que trajeron. Rumi abarca este asunto en otro fragmento del Mesnevi cuando señala: "En este mundo, hay escaleras que se extienden hasta los Cielos escalón a escalón. Para cada grupo hay una escalera distinta. Para cada paseo (de la vida) hay un cielo diferente que hay que subir. Cada una de estas escaleras no sa-be de las otras. El destino es una tierra infinita. No tiene ni comienzo ni final".5 Estos pareados ilustran esta bella tradición del Profeta: "Los caminos que llevan a Dios son tantos como las almas de las criaturas" El modo de contemplar a todo el mundo y a cada cosa como uno (wahdat al-wujud) y la indulgencia se hallaban en su máximo apogeo en Rumi. Se dice que cierto día durante una ceremonia sema mientras Rumi estaban girando en éxtasis, un borracho se colocó entre los derviches que llevaban a cabo los espirituales giros. No pudo controlarse. Durante la ceremonia se tambaleaba y de vez en cuando empujaba a Rumi. Los amigos de Rumi le reprendieron. Al ver esto Rumi expresó "Oh amigos, él es el que bebe vino, pero vosotros sois los que aparentáis estar borrachos. ¿Por qué le estáis amonestando?" Todo el mundo estaba asombrado ante la paciencia de Rumi, su tolerancia y su ternura. Nunca contestó negativamente a las calumnias y habladurías de sus adversarios cuyos ojos espirituales estaban ciegos. Sus buenos y gentiles modales así como sus opiniones tolerantes le ayudaron a hacer comprender a esta gente los puntos de vista correctos.
Se cuenta también que Rumi dijo un día: "Me hallo junto a setenta y dos congregaciones y creencias diferentes". Siraj al-Din de Konya era un hombre de rencor. Para herir y desacreditar a Rumi delante de la gen-te, envió a uno de sus religiosos amigos con la intención de preguntar a Rumi en público si había dicho realmente esto. Le dijo que le insultara, maldijera y le blasfemase si Rumi admitía haber dicho esas palabras. Ese hombre vino y preguntó a Rumi: "Se dice que has dicho: “Estoy con setenta y dos sectas y creencias, ¿es verdad?" Rumi no negó lo que dijo. Contestó: "Si, eso es lo que he dicho". Ese hombre inmediatamente empezó a blasfemar y a maldecir a Rumi. Rumi sólo le sonrió y dijo: "A pesar de todo lo que estás diciendo, también estoy contigo".
Aunque era un gran erudito y un santo, Rumi era muy modesto. Trató a todos, jóvenes, mayores, individuos de elevada posición y a personas sencillas con modestia. No se encuentran vestigios de arrogancia, soberbia o altivez en la vida de Rumi. No consideraba que hubiese ninguna diferencia entre los mayores y jóvenes, creyentes y no creyentes.
Es narrado asimismo que en aquellos días un renombrado erudito y sacerdote cristiano ortodoxo de Constantinopla (Estambul), al que había llegado a sus oídos la grandeza de Rumi, viajó a Konya para conocerle. Los sacerdotes bizantinos de Konya le dieron la bienvenida y le honraron. El sacerdote deseó visitar a Rumi. Por casualidad, encontraron a Rumi en el camino. El sacerdote se inclinó con reverencia y puso su cabeza en el suelo. Treinta veces realizó el mismo movimiento en señal de respeto ante Rumi. Cuando levantó su cabeza se asombró al ver que Rumi también había puesto su cabeza en el suelo ante él. Se dice que Rumi puso su cabeza en el suelo treinta y tres veces. El sacerdote empezó a exclamar y a despojarse de su ropa. Después dijo: "¡Oh rey de la religión, qué modestia, qué humildad! ¿Se mere-ce un pobre sacerdote como yo este respeto?" Rumi contestó: "El pro-feta Muhammad que es nuestro Maestro y Sultán dijo: “Bendita sea la persona a quien Dios otorga salud, belleza, honor, el respeto a los demás, es generosa con su riqueza, protege su dignidad y mantiene su humildad a pesar de albergar honor y respeto”. Cuando me hallo entre los seguidores de tal Profeta ¿Cómo no podría mostrar humildad a los siervos de Dios? ¿Por qué no debería ser humilde? Y si no hago eso, ¿Hacia qué y a quién debo mostrar bondad?" Al oír estas palabras, ese sacerdote y sus compañeros inmediatamente abrazaron la fe y pasaron a ser discípulos de Rumi. Cambiaron su vestimenta de sacerdotes por la vestimenta musulmana. Cuando Rumi regresó a la madraza donde estaba enseñando y viviendo, dijo a Sultán Valad: "Baha al-Din, hoy un pobre sacerdote intentó llevarse de nuestras manos nuestra humildad, pero gracias a Dios, con Su amparo y con la ayuda de nuestro Profeta, no dejamos que se la llevase". Esto es así porque los creyentes heredaron la humildad y la modestia del profeta Muhammad. Ya que Rumi estaba plenamente inmerso en el camino y carácter de Muhammad, siempre se consideró una persona insignificante y siempre se abstuvo de la arrogancia y el orgullo. Deberíamos leer este cuarteto de Rumi y aprender: "Han valorado mi turbante, mi túnica y mi cabeza, las tres cosas en un dirham (una pequeña unidad monetaria) o algo menos. ¿No has oído mi nombre en este mundo? No soy nada, nada, nada".
La verdad es que estamos enamorados de nosotros mismos, pero no podemos admitirlo sin tapujos.6 En otro cuarteto, Rumi indica: "Mientras permanezcas contigo mismo, mientras te adores no conseguirás un camino para escapar del obstáculo de ti mismo. Mientras tu existencia, el error de que eres algo se halle contigo no pienses que encontrarás paz porque estarás todavía adorando el ídolo de tu "yo interno". Ciertas personas se enorgullecen de sus riquezas o de su cargo mientras otros hacen ostentación de sus habilidades y profesiones. Los que no piensan y están caminando en el camino de la Verdad se consideran por encima de la gente debido a sus rezos, la oración con el tesbih (una sarta de cuentas con la que se reza Subhanallah, "¡Alabado sea Dios!", así como otras alabanzas) y peregrinajes. Dicho cuarteto que muestra la inmensa humildad de Rumi así como también muchas de sus otras virtudes y cualidades es muy curioso. ¿Cuánto valor atribuye Rumi a su cabeza, que es la suma de inspiración, a su turbante que da vueltas como una aureola y es un símbolo del conocimiento y de la gnosis, y a su túnica que es una cubierta para la joya de la belleza de Dios? Así como estamos fascinados con la humildad y la modestia de Rumi, el respeto que mostró a los que no eran musulmanes es también prodigioso. 7
La tolerancia que mostró Rumi a los cristianos y sus sacerdotes que derramaron la sangre de innumerables musulmanes, y arruinaron ciudades durante las cruzadas es una evidencia extraordinaria de su grandeza y su lado humano. Durante aquella época en la que aún se podía apreciar los rescoldos de las mezquitas que los cristianos fundamentalistas habían prendido fuego, Rumi lo consideró todo una manifestación y una predestinación de Dios y no trató negativamente a los cristianos. Según el relato de Aflaki cierto día un carnicero armenio que vivía en Konya encontró a Rumi. Puso su cabeza en el suelo con respeto. Rumi, también puso su cabeza en el suelo y le mostró respeto.
Rumi enseñó amor, respeto y afecto a todo el mundo, mujeres, niños y hombres. Cierto día Rumi estaba caminando por un arrabal donde los niños se hallaban jugando. Cuando vieron pasar a Rumi, vinieron corriendo y se inclinaron ante él con reverencia. Rumi los saludó con amor y afecto. Mientras tanto uno de los niños que estaba todavía corriendo hacia él exclamó: "Espera, espera, yo también vengo". Rumi esperó hasta que llegó el niño y le saludó, después acarició al muchacho y le hizo muy feliz.
Un día el visir Pervane organizó para Rumi una sema en su palacio. Cuando Rumi llegó al palacio, esperó largo tiempo en la puerta hasta que todos los derviches y amigos entraron en el palacio. Después de que todos sus discípulos entrasen en el palacio, entró él. En cuanto se terminó la ceremonia sama, todos los invitados se mar-charon. Sólo Rumi se quedó allí esa noche. El visir Pervane le mostró respeto a Rumi y agradeció a Dios que tal santo fuese su invitado. Una vez, Husam al-Din Çelebi preguntó a Rumi: "¿Por qué esperaste tanto tiempo en la puerta del palacio antes de entrar?". Rumi contestó: "Si hubiese entrado el primero en el palacio, a lo mejor el portero no hubiese permitido entrar a algunos de nuestros amigos que llegaron después que nosotros. Así pues, no habrían podido disfrutar de nuestra compañía. Si no podemos dejar entrar a nuestros amigos en el palacio del visir de este mundo, en la próxima vida, ¿cómo vamos a permitirles entrar en el Palacio del Más Allá, el Paraíso más elevado?".
Como su padre Sultán al-Ulama, Rumi obtuvo el amor y respeto de los sultanes, visires y reyes. Estos hombres de alta alcurnia se alegraban sobremanera al verle. Sin embargo, como ha sido mencionado anteriormente, Rumi raras veces aceptaba sus invitaciones. Pasaba la mayoría de su tiempo con los pobres y los necesitados. Tenía discípulos que eran sultanes y visires pero también tenía muchos discípulos entre los pobres y la gente sencilla. Había cerrado su puerta a los sultanes. Mientras se apartaba de los visires del sultán Izzeddin Kaykavus, mostraba simpatía a la gente normal y al pobre y se esforzaba mucho por ayudarles a encontrar el camino de la verdad, y guiarles. Aquellos que no podían apreciar el trato de Rumi hacia el pobre y la gente con dificultades y que sólo miraban la apariencia de las cosas le criticaban y decían: "Los discípulos de Rumi son gente extraña. La mayoría de ellos son trabajadores y poseen pequeños negocios. Los individuos adinerados y con estudios raramente se ven con él. Donde quiera que haya un sastre, un verdulero o un pañero Rumi le acepta como discípulo". Y esas eran las habladurías, Rumi las ignoró aunque oyó algunas de ellas y no se ofendió. No escatimó su ayuda a aquellos en necesidad. No se enfadaba con aquellos que le objetaban y siempre les contestaba con delicadeza y con respuestas consoladoras. Solía decir: "Si mis discípulos fueran gente que no me necesitase, yo sería su discípulo. Ya que me necesitan, les acepto para disciplinarles. Haciendo es-to, quiero que cambien, que obtengan la Presencia Divina y que sean buena gente".
Rumi siempre intentó estar al servicio de todo el mundo, bueno o malo, solía hacer a la gente todos los favores que estaban en su mano. 8
Un día mientras Rumi estaba rezando en soledad se hallaba tan concentrado que ni siquiera percibió que alguien había entrado y así, este último dijo: "Soy muy pobre, no tengo nada". Cuando vio a Rumi totalmente inmerso en el rezo, le robó su pequeña alfombra de rezar y se marchó. Cuando Jodya Majd al-Din Maraghi supo de esto, inmediatamente se levantó y empezó a buscarle. Le encontró intentando vender la pequeña alfombra en el bazar Tiz. Le arrastró ante la presencia de Rumi, pero Rumi dijo: "Debe haber tomado esta alfombra porque se halla en necesidad. Perdónale, debemos comprársela".9
Según un relato de Aflaki, cierto día Rumi se hallaba narrando a sus estimados discípulos lo siguiente: "Todos los santos han abierto la puerta de la mendicidad para aplastar el orgullo de sus discípulos y reprimir sus egos (nafs). Con lámparas de aceite en sus manos y cestas a sus espaldas se ponen en camino para recibir limosnas y caridad del rico. Nosotros, por otra parte, hemos cerrado la puerta de la mendicidad a nuestros amigos. Cumplimos el hadiz: "Abstenéos de pedir tanto como podáis, para que nuestros amigos puedan ganarse la vida con un salario a través del comercio, la Administración Pública, la fabricación de artículos de primera necesidad y cualquier negocio fruto del trabajo de sus manos y el sudor de sus frentes. Quienquiera que no si-ga este camino por sus discípulos, en nuestra opinión, tiene menos valor que la moneda más devaluada".10
Rumi distribuyó entre los pobres y los necesitados todo el dinero en limosnas y caridad que le concedían los sultanes y visires. Se solía apañar con el dinero que ganaba de su asesoramiento jurídico y su trabajo como maestro en la madraza, sin tener que precisar de nadie o verse obligado a pedir favores. En un cuarteto indica: "Mientras ten-ga mi tazón de leche de mantequilla frente a mi, por Dios, no me inclinaré hacia la miel de nadie, incluso si la pobreza me amenazará con la muerte, no puedo vender la libertad por la esclavitud". Rumi rechazó el mundo y las cosas del mundo. Mantuvo una vida de derviche. Cuando no había nada en su casa, estaba contento y decía: "Gracias a Dios, hoy nuestra casa se parece a la casa del Profeta". Aunque no era rico ayudaba al pobre dándole limosna.
Solía también esconder su ayuda financiara a los estudiantes de la madraza de la siguiente manera: ponía el dinero debajo de la esterilla de cada estudiante según se lo merecía y necesitaba, sin dejar que nadie le viese y sin decir nada a nadie. Cuando los estudiantes levantaban las esterillas para sacudir el polvo se sorprendían de encontrar el dinero.
El respeto de Rumi por la gente es también indescriptible. Cuando entraba a una asamblea, la gente se levantaba para honorarle y darle la bienvenida. Cuando forzaban a alguien a que dejase su sitio para que Rumi pudiese sentarse se ponía muy triste. Aflaki narra que cierto día Rumi fue a un hamam (casa de Baños). Entró en los baños e inmediatamente salió, se puso su ropa y se preparó para salir. Sus amigos le preguntaron: "Oh Maestro, ¿por qué saliste tan pronto?" Rumi contestó: "Cuando el encargado del hamam me vio entrar hizo mover a alguien que estaba en el borde del baño mayor para hacerme un sitio. Me dio tanta vergüenza haber causado a esa persona sentirse incomoda por mi culpa, que me puse muy triste".
Los buenos modales de Rumi, su misericordia, su educación, en resumen, su carácter humano no se pueden describir adecuadamente en una obra como ésta con un objetivo limitado. Aunque vivió en una época en la que los esclavos se compraban y vendían como animales, y se empleaban en casas, jardines, campos y en cada puesto de trabajo, no sólo en los países musulmanes sino también en todo el mundo conocido, expresó que: "Tengo fe en un Dios que no ha creado esclavos". Y consideró a todos los seres humanos uno, así como seres iguales según el siguiente versículo del Corán: "Crearos y resucitaros cuesta a Dios tanto como si se tratara de una sola persona".11 En su opinión había concepciones como la esclavitud o la autoridad.
Un día Rumi entró en su casa y encontró a su hija Malika Hatun regañando a su esclava y le dijo: "¿Por qué estás pegando a esta esclava? ¿Con qué derecho la golpeas? ¿Qué harías si tu fueses la esclava y ella tu dueña? ¿Te gustaría que emitiese una orden religiosa que diga que nadie en este mundo tiene esclavos y siervos a excepción de Dios? De hecho, todos los esclavos son nuestros hermanos y hermanas". Su hija entendió su error, se disculpó y la liberó. Todo lo que llevaba encima como adorno se lo ofreció a la esclava. Durante el resto de su vida nunca pegó a ningún esclavo y siguió la tradición del Profeta.12
Rumi mostró misericordia y ayuda no sólo al pobre, y a los seres necesitados sino también a los animales. Según un relato de Sheij Nafis al-din de Sivas, "Cierto día Rumi me pidió que comprase algunos pasteles con dos dirhams. En aquellos días el precio de un plato de paste-les era un dirham. Inmediatamente compré los pasteles. Tras tomar los pasteles, Rumi los envolvió en un trozo de paño y empezó a caminar. Finalmente, llegó a unas ruinas. Allí observé a una perra que había dado a luz. Rumi le proporcionó los pasteles. Estaba perplejo de la compasión y la misericordia de este gran santo. Rumi me dijo: "Esta perra no ha comido nada durante siete días. No podía abandonar este lugar por sus cachorros".
Se narra también que en cierta ocasión Shihab al-Din Guyanda estaba montando un burro cuando de repente el burro empezó a rebuznar. Shihab al-Din se enfadó por los rebuznos del burro y lo golpeó en la cabeza varias veces. Al ver esto, Rumi dijo: "Este burro te está llevando. En vez de quererle y tener compasión de él porque tú eres el que lo monta y él es el que te está llevando, estás pegando al pobre animal. Por el amor de Dios, si se diese lo contrario, ¿qué habrías hecho?".
Se cuenta que un artesano cristiano estaba construyendo una chimenea en la casa de Rumi. Los amigos de Rumi se quisieron reír del artesano y le dijeron: "¿Por qué no te haces musulmán? El Islam es la mejor religión". Contestó: "He permanecido en la religión de Jesús cincuenta años. Tengo miedo de abandonar ahora mi religión, me daría vergüenza obrar así delante de Jesús". Al oír esto Rumi dijo: "La esencia de la fe es el miedo. Quienquiera que muestre temor de Dios, incluso si esa persona es un cristiano, es un hombre de Dios". Tal artesano cristiano se conmovió al oír estas palabras y abrazó el Islam.13
Cierto día Rumi indicó: "Hace ya cuarenta años que estoy luchando día y noche para deshacerme de esta enfermedad de la “erudición” y retirar esta cortina. Pero todavía veo que me quedan vestigios. Cuanto más puro es el espejo del corazón, más fácil es estar cerca de la Verdad". Y continuó diciendo luego: "Mi padre Baha al-din Valad, que era el Rey de los Eruditos solía decir: “Si no tuviera el conocimiento que he obtenido con el estudio, mi gnosis sería más fuerte que mi conocimiento”".
Cuando limpié mi corazón del conocimiento y del estudio del mundo, obtuve un conocimiento y un acercamiento más grande a la Verdad. Escapé de la oscuridad de la existencia y alcancé la luz.14
El conocimiento en sí, no nos acerca más a la Verdad ni nos enseña más acerca de ella, no es un conocimiento genuino. Yunus Emre expresa, "La sabiduría es saber, es saber acerca de la Verdad". Además, como se señaló previamente, cuando el conocimiento lleva al que lo posee al egoísmo y al orgullo, aparta a esa persona de la Verdad y la lleva a la sospecha y al escepticismo. Es por esto que uno de nuestros poetas escribe: "¿No es mejor ser un iletrado pero unido íntimamente a la religión que ser una persona con conocimiento y sufrir castigo?". En otras palabras, un iletrado que se encuentra cautivado por la atracción de la fe y de este modo encuentra la Verdad en su corazón tiene más valor que una persona con conocimientos que está atormentada por la sospecha y el escepticismo.
Un día Rumi estaba ofreciendo perlas de sabiduría a una persona de elevada posición: "En un cargo como el vuestro, sois como el oro. Pero necesitas ser más oro que el oro. Durante algún tiempo te meterás en un tarro, hervirás muchas veces, sufrirás los golpes del martillo en el yunque del ascetismo para que puedas convertirte en el anillo de Salomón o en el pendiente en la mejilla del sultán. Todas estas personas son musulmanes pero únicamente se purificaron y pasaron a ser hombres y mujeres de verdad tras haber ingresado en el tarro del amor, haber sufrido los fuertes golpes en el yunque de la paciencia, soportado cosas inaguantables así como el dolor e incomodidades del profano".
En cierta ocasión mientras caminaba Rumi se detuvo enfrente de una curtiduría cerca del río que fluía a través de la ciudad. El agua pa-saba primero por la ciudad y después alcanzaba la curtiduría, entraba dentro y volvía a fluir afuera. Rumi vio que esta agua estaba muy su-cia y turbia. Tras mirarla durante largo tiempo dijo: "¡Oh pobre agua!, da gracias que no estás pasando por los corazones de la población de la ciudad. Si hubieras pasado por sus corazones, verías cuán sucia y contaminada estarías. No obstante, espero que la Verdad —que es lo más puro— te liberé de tu suciedad con Su pura claridad". Rumi también dijo que el agua contaminada, corre en los jardines, se introduce en la tierra y realiza numerosas cosas buenas. Alimenta las plantas, se eleva en el aire con el Sol, se convierte en una nube y finalmente en forma de lluvia limpia y clara, regresa de nuevo a la tierra como misericordia de Dios. "Cuando esa agua contaminada vuelve al año siguiente le preguntan: “Oh agua que te hallas en el mar de lo agradable, ¿Dónde has estado?”, a lo que responde “Estaba contaminada aquí, pero vistiendo ropa bonita vine a la tierra. ¡Oh tú que estás sucio! Ven a mí. Mi comportamiento está de acuerdo con el de Dios. Te quitaré toda tu fealdad, haré la maldad tan pura como un ángel. Cuando me ensucio aquí, de nuevo regresó allí. Vuelvo a mi esencia, la esencia de toda limpieza. Se lleva mi ropa sucia y me otorga ropa nueva y limpia. Eso es lo que hace y esto es lo que hago. El Señor de los mundos decora y embellece el mundo”".15
Cierto día uno de los prominentes hafices (alguien que ha aprendido el Sagrado Corán en su totalidad de memoria) de Konya pidió a Rumi que explicase el hadiz: "Existen muchos recitadores del Corán, considerados malditos por el propio Corán". Rumi dijo: "La mayoría de los versículos del Corán incluyen mandamientos y prohibiciones, buenos modales internos y externos. Una persona que recita el versículo: "Refrenad vuestras manos, sed constantes en la oración, y pagad el impuesto de purificación"16 y tras ello, ni reza ni da la limosna obligatoria o alguien que también lee el versículo: "Dios ordena justicia y bondad" pero es un opresor, una persona avara, tacaña y zalamera, por supuesto que el Corán maldice a esa gente con su lengua de disposición (lisan al-hal), los considera como personas malditas y se convierten en su peor enemigo en el Día del Juicio Final".17
Pregunta sobre los significados del Corán sólo al Corán y a la persona que ha mortificado todos sus deseos corporales y ha aplastado ba-jo sus pies todos sus malos hábitos.
Igualmente en cierta ocasión, los eruditos de Konya preguntaron a Rumi el significado del hadiz: "Los hechos, la veneración y las acciones se juzgan según sus finales". Rumi explicó la razón de este hadiz del modo siguiente: "En la época del Profeta había un joven conocido por sus malas acciones. Este joven al que se le conocía por sus pecados murió repentinamente. Ya que sus parientes sentían mucha vergüenza por todo lo que había hecho, le enterraron por la noche sin que nadie lo supiese. A la mañana siguiente el arcángel Gabriel, el Digno de Confianza, vino al Profeta y le dijo: “Ve y reza en la tumba de ese joven”. El Profeta preguntó sobre la sabiduría de esto. Gabriel le contestó: “Dios indica que este joven declaró su fe en su último aliento y di-jo: ‘Atestiguo que no hay más deidad que Dios y que Muhammad es Su siervo y Su mensajero’ y pidió perdón por sus pecados. En ese momento Dios tuvo lastima de él y le perdonó todos sus pecados”. Al oír esto el Profeta se puso muy feliz y dijo: “Los hechos, la devoción y las acciones se juzgan según sus intenciones”".
No mires por encima del hombro a aquél que no cree, a lo mejor puede morir como un creyente. Dios dice: "Incluso si eres alguien que no cree o un idólatra, cuando me reces te contestaré".
Después de señalar que "no hay nadie como Dios que haga el bien a la gente mala y viciosa". Rumi continuó con esta historia: "Cierto día mientras Asma’i viajaba en peregrinaje a La Meca, le propinó dos puñetazos a un pobre árabe a causa de un charco. Poco después lo lamentó, se arrepintió y con la intención de pedirle disculpas empezó a buscarle. A pesar de todos sus esfuerzos no pudo encontrarlo. Cuando subió la montaña de Arafat durante la peregrinación, encontró al árabe allí rezando por él, "Oh Señor, no le regañes por mí. No sabía lo que hacía". Asma’i inmediatamente cayó a los pies del árabe y dijo: "Yo debería ser el que rezara por ti". Pero el árabe contestó: "No, yo soy consciente en grado sumo de mi humanidad y por lo tanto, me alegra hacer el bien. Deseo vivir como una persona buena. Así pues, es mi deber pedir tu perdón".18 Piensa ahora lo que hará nuestro Señor de Belleza y Bondad Absoluta el Día del Juicio Final y compara.
Asimismo, en cierta ocasión los notables de Konya visitaron a Rumi. Estaba explicando el versículo del Corán, "Aquél que Dios ha abierto su corazón al Islam"19 e indicó: "Cuando este versículo se reveló, preguntaron al Profeta si había señales de este tipo de corazón y pecho abiertos. El Profeta expresó que “Cuando la sagrada luz de la Verdad llega al corazón de alguien, ese corazón se abre y expande. Cuando Dios quiere embellecer y expandir el corazón de alguien y hacerle ‘poseedor de visión’, le abre el corazón con Su luz sagrada. La señal de esto es que el que tiene tal corazón se distancia del mundo, se inclina hacia el Más Allá y se separa de este mundo antes de que este mundo le separe”".
El día que nuestro Profeta emigró de este mundo, Aisha, la esposa del Profeta ,20 estaba llorando, pero ese llanto no era nada parecido al vuestro o el mío. No estaba llorando como nosotros porque per-demos algo como el dinero o cosas materiales que queremos. Estaba, por el contrario, llorando y exclamando en suma aflicción: "¡Oh tú que nunca dormiste cómodamente! ¡Oh tú que nunca llevaste seda! ¡Oh tú que nunca comiste pan de cebada hasta que estuviste satisfecho! ¡Oh tú que solías dormir en una esterilla áspera!" El día que el Profeta devolvió su codiciada alma a su querido Dios, estaba tumbado en una ca-ma llena de fibra de palmera. Estas fibras habían dejado señales en la bendita piel del Profeta. Al lado de la cama había un tazón de madera con agua. Estaba mojando su mano en el tazón y poniendo algo de agua en su ardiente pecho, decía: "Oh Dios, protégeme del terror de la muerte y sus desagradables cosas". Así es cómo el Gran Profeta se reunió con Dios.
También en esta vida mundana, quien quiere lograr un objetivo soporta ciertas dificultades e inconveniencias. Alguien que no sacrifica su sueño está ahuyentándose del camino, y aquel que no aguanta las dificultades del camino no puede llegar a ningún sitio. Ahora, ¿cómo puede una persona que ama la Verdad y quiere caminar en el camino de la Verdad obtener la Verdad mientras duerme mucho, come hasta que queda satisfecho y vive una vida cómoda?
¡Es asombroso que un enamorado duerma! Porque el acto de dormir está completamente prohibido para el enamorado. ¡Oh David! Si alguien que duerme y no piensa en mí dice que me ama está mintiendo. Cuando oscurece el enamorado se vuelve loco.
¡Oh enamorado! Despiértate y salta de tu sueño. Sufre la incomodidad y aguanta dificultades. Mientras se escucha el ruido del agua, ¿Cómo puede dormir el sediento?21
El sultán de los literatos Salah al-Din de Malatya dijo: "Estaba en la ciudad de Ereðli en la casa de Nur al-Din Vefadar, en la asamblea de la cúpula principal de la sociedad y los grandes sheijs. Sheij Janadi llegó con un número de sufíes de Konya. Le dieron la bienvenida y le honraron. Tras los saludos, la comida y la conversación pregunté al Sheij Mu’y al-Din lo que decía el Sheij Sadr al-Din Konavi (fallecido en 1273) sobre Rumi y cómo le describía cuando éste no estaba pre-sente. Sheij Janadi dijo: "Por Dios, un día nos encontrábamos sentados en presencia de Sheij Sadr al-Din con sus amigos más íntimos. También se hallaban presentes Fahr al-Din Iraqi, Sharif al-Din Mavsili y Sheij Said Fargani. El tema de la conversación pasó a ser los estados y el carácter de Rumi. Konavi estaba inspirado y con suma honestidad y profundo entendimiento dijo: "Si Bayazid y Yunayd viviesen hoy, mostrarían respeto y amor a Rumi, el hombre de Dios. Es también el sirviente de la mesa de la pobreza de la religión de Muhammad. Nos hemos estado beneficiando de él como subordinados. Todas nuestras alegrías y éxtasis provienen de la fertilidad de sus sagrados pies". Todos los derviches presentes eran gente muy sabia que aceptaron y admiraron estas palabras. Después de indicar esto, continuó diciendo: "Mi pobre ser, también está entre los suplicantes de este gran sultán", y recitó el siguiente pareado: "Si hay una señal de la manifestación Divina en nosotros, una forma Divina, eres tú. No dudo en decir esto".22
Cierto día Rumi estaba enseñando acerca del aniquilamiento, la refracción y la humildad. Indicó: "Los árboles que no dan fruta como el ciprés y el chopo alzan sus cabezas hacia lo alto en el cielo y sus ra-mas también se extienden a lo largo. Cuando los árboles frutales tienen fruta, sus ramas cuelgan. La gente madura es así de modesta". El Profeta era muy modesto. Sin duda el Profeta era más modesto que to-dos los profetas y santos. Y así señaló: "Se me ha ordenado ser amable con la gente y tratarlos bien. Ningún profeta ha aguantado tanto maltrato como yo". Cuando hirieron su bendita cabeza y rompieron sus benditos dientes debido a su inmensa misericordia, suplicó a Dios: "Oh Dios, guía a mi gente al camino correcto porque son ignorantes y no saben". Cuando otros profetas fueron insultados, rezaron a Dios que les diera lo que se merecían por sus actos y sus gentes fueron el objetivo de muchas calamidades mientras que nuestro Profeta anheló en sumo grado el bienestar de la gente.
La naturaleza del hombre es de tierra. Si un hombre no es humilde como la tierra, no es un hombre.23
En cierta ocasión un barbero estaba recortando la barba a Rumi. El barbero preguntó: "¿Qué desea nuestro Maestro, cuánto le corto?" Rumi dijo: "Sólo lo suficiente para diferenciar un hombre de una mujer". Otro día dijo: "Envidio a los qalandars —asceta musulmán que se caracteriza por su extravagancia y disciplina respecto del Islam— porque no tienen barba". Y tras recitar el hadiz: "Un poco de barba es lo correcto para un hombre, porque la barba es un complemento del hombre. Demasiada barba le lleva a aparentar y le aniquila espiritualmente". Y continuó diciendo: "A los sufíes les gusta tener una barba larga, pero mientras el sufí se mesa la barba, el gnóstico obtiene a Dios".
Un íntimo amigo de Rumi murió. Se dirigieron al encuentro de Rumi y le preguntaron: "¿Debemos enterrarle con ataúd o sin ataúd?" Rumi contestó: "Haced lo que nuestros amigos vean apropiado". Karam al-Din, el hijo de Bektemur, que era un gnóstico de luz sagrada que se hallaba entre aquellos dotados con una capacidad para emitir juicios de provecho, indicó: "Es mejor darle sepultura en la tumba sin el ataúd". Los amigos preguntaron: "¿Por qué?" Karam al-Din di-jo: "Una madre cuida mejor a un niño que un hermano. La naturaleza humana es de tierra, la madera del ataúd es como un niño de la tierra. Por lo tanto, el ataúd es como el hermano del hombre y la tierra es la madre. De ahí que sea mejor dejar al difunto en el regazo de la cariñosa madre". A Rumi le agradó sobremanera estas palabras y dijo: "Este comentario no se ha escrito nunca en un libro".
Sultán Valad narra acerca de su padre: "Baha al-Din, si quieres amar a tu enemigo y que tu enemigo te quiera, habla positivamente de él durante cuarenta días. Ese enemigo será tu amigo ya que hay un camino de la lengua al corazón tal y como hay un camino del corazón a la lengua. Es posible alcanzar el amor de Dios a través de Sus Gloriosos Nombres. Dios dijo: "Oh siervos, para alcanzar pureza en vuestros corazones, no os abstengáis de mencionarme mucho. Cuanta más pureza, más luminosa es la luz sagrada de Dios en el corazón".24
Cierto día Sheij Sadr al-Din se hallaba atareado ofreciendo una lección sobre los dichos y tradiciones del Profeta —hadiz— en su dergah o residencia espiritual para derviches. También estaba presente en esa asamblea las más notables y famosas personalidades de Konya. De repente entró Rumi. El sheij pidió a Rumi que diera la clase ese día. Mientras explicaba cada hadiz, Rumi hacía referencia a otros hadices relacionados con el tema y ofreció explicaciones dignas de mención. También mencionó en que contexto se dijeron estos hadices. Llamó la atención sobre aspectos tan profundos que la gente estaba asombrada. Sheij Sadr al-Din pensó para sí mismo: "Me pregunto si el significado de este hadiz es como señala Rumi porque no hemos nunca escuchado tales interpretaciones de ninguno de nuestros maestros ni hemos nunca escuchado dicho estilo". Esa misma noche Sheij Sadr al-Din soñó con nuestro Profeta. El Profeta estaba sentado al fondo de una de las salas del cenobio para derviches. Sheij Sadr al-Din se dirigió al Profeta y le besó su bendita mano. El Profeta dijo: "El significado de ese hadiz y mi propósito cuando lo narré es exactamente como lo explicó Rumi. No añadió nada".
Colmado de alegría el Sheij Sadr al-Din se despertó. Antes de que pudiese narrar su sueño a los derviches, Rumi compareció en el salón de los derviches, se sentó en el sofá y recitó el versículo: "¡Oh Mensajero! Te hemos enviado como testigo, portador de buenas nuevas y aquél que advierte".25 Y luego dijo: "Eso es, el testimonio de un testigo tan honesto acerca de los siervos se puede creer ya que si Dios quiere, ese testimonio pasa a ser fidedigno". Esto aumentó la fe, el amor y la confianza de Sheij Sadr al-Din en Rumi.26
Un día alguien estaba interpretando algunas melodías con el rebab (un instrumento musical de cuerda frotada con arco que se toca en posición vertical, como el violonchelo aunque de menor tamaño) en presencia de Rumi. Rumi estaba escuchando con placer. De repente un respetado hombre entró y dijo: "Hemos oído la llamada de la oración del atardecer". Rumi se detuvo por un momento y luego dijo: "No, no, esa voz está llamando a Dios, esta voz también está llamando a Dios. La llamada a la oración invita el aspecto exterior del ser humano a su obligación mientras que la voz del rebab está invitando al espíritu humano, a su lado interno y a su aspecto invisible hacia el amor y la conciencia de Dios".27
El visir selyúcida Muin al-Din Pervane quería elegir a alguien como juez para Konya. Esta persona era el hijo del Visir Taj al-Din que estaba dotado de un gran número de virtudes y estaba bien educado pero debido a su conocimiento era arrogante y no tenía modales. Esta persona dijo al Visir Pervane: "Aceptaré el cargo de juez con tres condiciones: La primera condición es que prohíbas el rebab. La segunda condición es que despidas a los viejos funcionarios del juzgado que no son sino como los verdugos. La tercera condición es que pagues buenos salarios a los nuevos para que no tomen nada de la gente". Pervane dijo: "Acepto y me comprometo a cumplir dos de tus condiciones. Pero no puedo prohibir el rebab porque se toca a petición de un gran rey". Por esta razón el hijo de Taj al-Din no aceptó ser juez. Cuando esta historia llegó a oídos de Rumi, dijo "¡Bien hecho, Oh sagrado re-bab! Gracias a Dios que el rebab ha tomado su mano y le ha salvado de la mano del destino".
Comprobemos lo que Sipehsalar, que fue bendecido con la fortuna de vivir con Rumi durante años, tiene que decir acerca de Rumi en su Risale:28
¡Oh Rumi, el pozo del "Agua de la Vida Infinita" está completamente inundado de vergüenza por su envidia de la belleza y la gracia de tus palabras! No se muestra a nadie. ¡Oh Rumi, que acumulaste todos los buenos modales y la moral del Profeta que honró el mundo para poder completar los buenos modales y la moral! ¡Oh único en explicar los versículos del Corán del modo más correcto y bonito! ¿Qué puedo escribir para describirte? ¿Qué puedo decir? Incluso si empleara todas las palabras a mi alcance tus atributos todavía se quedarían sin expresar pues son infinitos. Tus buenos modales y hábitos son innumerables, no se pueden describir con palabras.
La tolerancia y otros buenos modales de Rumi, tal y como se asocian con todos los santos, son en realidad la tolerancia y el buen comportamiento del profeta Muhammad. Sipehsalar describe a Rumi como el "único que explica los versículos del Corán de la forma más correcta y bonita". Cuando comenta algunos versículos del Corán en el honorable Mesnevi, Rumi aborda algunos aspectos de estos versículos con una inspiración divina que ningún otro célebre comentarista hasta su época ha podido explicar. Es por esta razón que Ismail Hakký Bursevi (fallecido en 1725), explicó algunos versículos del Corán en su comentario Ruh al-Beyan mencionando el distinguido Mesnevi. Sipehsalar, que expresó su admiración por Rumi porque le conoció personalmente, se abstuvo de crear división alguna entre las otras órdenes de derviches porque amó no sólo a Rumi, el santo al que sirvió, sino que también amó a otros santos y ofreció un gran ejemplo a aquellos que aman a Dios y la Verdad.
El grado de admiración de Sipehsalar hacia Rumi se puede comprender en afirmaciones como: "Me he lavado mi boca mil veces con almizcle y agua de rosas, pero todavía sigo pensando que mi boca no merece mencionar tu nombre". Y Sipehsalar continúa: "He observado algunos de los extraordinarios e innumerables atributos de Rumi con mis propios ojos, algunos otros los he encontrado en mi corazón y conciencia. ¿Cómo puedo explicar con mi lengua lo que he visto con los ojos de mi cabeza y lo que he sentido con el ojo de mi corazón? Mi lengua es tan incapaz e inadecuada como mi pluma. No todo lo que se sabe puede contemplarse, no todo lo que se ve puede decirse y no todo lo que se dice puede escribirse". La prueba de esto es lo siguiente: "Cada uno de los santos ha intentado adoptar los atributos de Dios eliminando todo menos a Dios del espejo de sus corazones, curándose completamente de la envidia, el odio y la lujuria por medio de la devoción, las buenas obras y la paciencia ante cualquier cosa que les acontece, sus esfuerzos y luchas contra sus deseos carnales y la debilidad de sus cuerpos. Hay una frase famosa entre los sufíes: "Si alguien quiere encontrar a Dios en su corazón y hallarse junto a Él, debe encontrarse con las personas de tasawwuf". Mi sheij Rumi también señala esto en el Mesnevi: "Aquel que anhele la compañía de Dios y sentir a Dios en su corazón, debe hallarse en presencia de los santos. Ya que están completamente a salvo de atributos humanos, estos siervos especiales de Dios tienen que estar vivos por Dios, tienen que hablar por Dios y tienen que oír por Dios. Así como el Gran Profeta, el Maestro del Universo nos indica en un hadiz qudsi29: “Dios dice: ‘Cuando amo a mi siervo, me convierto en los oídos con los que oye, los ojos con los que ve y la lengua con la que habla’”".
Aquellos que se encontraban en la "Asamblea del Alast" ofrecieron su corazón a Dios y todavía están embriagados con el compromiso de Alast. Como esclavos sus pies están atados a este mundo, el lugar de sufrimiento pero son muy generosos dando sus vidas. Estos esclavos especiales de Dios han evadido sus personas en Dios y se sostienen en existencia con el Amigo. Aquello que les sorprende es que real-mente no existen aunque parezcan que están allí en ese momento. Esta es la verdadera gente de la Unidad".30
Sipehsalar continúa describiendo a Rumi del modo siguiente: "Hay muchas razones convincentes para que este humilde Sipehsalar hable de las categorías que Rumi ha alcanzado. En primer lugar, permíteme que diga que nuestro honorable Maestro era muy bueno en el árabe. Sabía todos sus entresijos y conocía su complejidad de vocabulario. Se hallaba entre aquellos individuos con un conocimiento más amplio de su tiempo, en campos como la Ley Islámica, los comentarios del Corán y el hadiz, las ciencias lógicas y la narrativa. En Alepo, cuando se encontraba ampliando sus estudios en su primera etapa de juventud, sus amigos le preguntaban sobre aquellos asuntos que contenían ciertas dificultades. Rumi les enseñaba numerosas formas de resolver estos asuntos, que escuchaban atentamente y aquellos que comprendían estos asuntos que parecían complejos sucumbían en un estado de entusiasmo debido al regocijo de oír y comprender. Las bendecidas soluciones que ofreció para la pregunta en cuestión no estaban escritas en ningún libro. Las benditas miradas de Rumi leían y contestaban los asuntos más difíciles y complicados del libro del corazón". Después de escribir estos aspectos acerca de Rumi, Sipehsalar ofrece lo siguiente que expresa las manifestaciones dentro de un enamorado de Dios:31
¡Oh corazón, que como el viento de la mañana, ha sentido la alegría
de la temprana mañana y ha comprendido el significado de las mani-
festaciones divinas que suceden durante este tiempo!
¿Te hallas embelesado con lo que has visto o con lo que no has visto?
¿Te ha llevado más allá de ti mismo lo que has visto o lo que no has
visto?
Algunas veces corres hacia los alrededores de las montañas, te esfuer-
zas y ves allí el mineral de la Verdad y el ámbar del amor.
Has ido más allá del ojo y el corazón.
Se han abierto cientos de ventanas para ti, has salido de la Tierra y los
Cielos, volando has visto cientos de Cielos.
Tal embelesamiento, tal niebla ha caído en el mar que con motivo de
la alegría de contemplar esto su cabeza se convierte en un ojo.
Las lágrimas que fluyen de los ojos a causa de la alegría como una
inundación en olas se han unido al mar.
¡Qué sorpresa! ¡Qué asombroso!
Las lágrimas y el mar se convierten en un océano o el mar se convierte en un ojo. En sus ojos ambos mundos son como el grano delante de una gallina. En realidad, un ojo limpio que ha visto la verdad y la majestuosidad es así. En el Universo de la unidad el que aprecia los atributos del que busca y el hallado como dos entidades diferentes no es ni un buscador ni uno que encuentra. ¿Quién conoce a Dios?
Alguien que ha escapado de ("la") falta de fe. Di como respuesta al que pregunta "¿Quien se salva de ("la")?: "El enamorado sufriendo calamidades". El enamorado de Dios ha comprendido el significado real del dicho de Bayazid Bistami: "No hay nadie sino Dios debajo de mi túnica" y ha visto la túnica como un trozo de material simple y sin valor y ha querido quitarse la túnica de sí mismo para manifestarse con su ser re-al.32
Tras citar este poema, Sipehsalar prosigue narrando: "Para obtener la mirada expresada en el poema anterior y sentir la alegría espiritual debemos saber que tan sólo conocimiento no es suficiente". Mantener ese conocimiento escolástico y estudiarlo puede a veces ser un obstáculo y un velo en el camino espiritual. Sipehsalar concluye el apartado mencionando este dístico de Rumi: "Quise purificar el conocimiento del corazón, escapar de mí mismo, no ser consciente de mi ser porque no es correcto ir a la presencia del más codiciado Amado como un erudito".
1 Mesnevi, vol. II, Núm. 95.
2 Mesnevi, vol. V, Núm. 2467.
3 Véase "El Sagrado Corán", Sura al-Baqara, 2:285.
4 Véase "El Sagrado Corán", Sura al-Baqara, 2:253.
5 Mesnevi, vol. V, Núm. 2556.
6 Tenemos que dedicar a este cuarteto gran parte de nuestros pensamientos. Acerca del mismo tema, el conocido poeta turco Mehmet Akif Ersoy indica: "Es la estatua de sí mismo lo que el hombre venera. Pero este extraño amorío no se hace en público".
7 Furuzanfar, Mevlana Celaleddin, pág. 191.
8 Shams al-Din Ahmad al-Aflaki, Manaqib al-Arifin, ed. Tahsin Yazýcý (Ankara: Tük Tarih
Kurumu Basýmevi, 1959), vol. I, pág. 613.
9 Ibíd., 405 .
10 Ibíd., 267.
11 Véase "El Sagrado Corán", Sura al-Luqmán, 31:28.
12 Aflaki, Manaqib al-Arifin, vol. I, 438.
13 Ibíd., vol. I, 516.
14 Ibíd., pág. 446.
15 Ibíd.,vol. I, 582
16 Véase "El Sagrado Corán", Sura an-Nisa, 4:77.
17 Aflaki, Manaqib al-Arifin, vol. I, 578.
18 Ibíd., vol. I, pág. 582.
19 Véase "El Sagrado Corán", Sura az-Zumar, 39:22.
20 la ultima esposa .
21 Aflaki, Manaqib al-Arifin, vol. I, 585.
22 Ibíd.,Vol. I, 397. Rumi y Sadr al-Din eran dos santos muy conocidos que vivían en la misma ciudad. Ambos vivieron en la misma época, guiando a los enamorados de Dios. Era imposible no admirar el amor y respeto que se mostraban. Debemos siempre recordar con respeto y gratitud estos incomparables santos que abandonaron la envidia para los sheijs de menor grado. En cierta ocasión uno de los amigos de Rumi estaba deprimido. Rumi le dijo: "Todas las depresiones de este mundo se deben al amor hacia este mundo. Una vez que te consideras separado del mismo, como un extraño en él y consideras que todos los colores y bellezas que conoces y miras, que todos los placeres que disfrutas no van a durar para siempre, que todo es temporal y que irás a otro lugar, te librarás de la depresión. ¡Qué afortunada es la gente que se sienta con la gente que po-see sabiduría y no con gente arrogante, y transcurre su tiempo con gente que no se consideran nada, no se otorgan valor alguno!". Rumi continuó: "El hombre libre, la persona madura es la persona que no se hiere por alguien que le está hiriendo. El hombre con coraje es el que no hiere a la persona que merece que le hieran". (Aflaki, Manaqib al-Arifin, vol. I, 432.)
23 Ibíd., vol. I, 164.
24 Ibíd., vol. I, 324.
25 Véase "El Sagrado Corán", Sura al-Ahzab, 33:45.
26 Aflaki, Manaqib al-Arifin, vol. I, 424.
27 Ibíd., vol. I, 424.
28 Este famoso libro, Risale-i Sipehsalar, escrito en persa por Majd al-Din Feridun, el hijo de Ahmed, también es nombrado como "Sipehsalar", que literalmente significa "comandante", porque era en realidad un comandante militar durante la época de los selyúcidas. Fue traducido a la lengua turca por tres buenas personas. En primer lugar, por mi profesor, Midhat Bahari, y por Ahmed Avni Konuk que se encuentra entre los gnósticos mevlevi, y un comentarista del Mesnevi y Fusus al-Hikam, y en segundo lugar, y de mane-ra más reciente, por Tahsin Yazýcý. Las dos primeras traducciones se encuentran publicadas en lengua turca.