Oración de liberación del miedo a Dios
Amado Sin Nombre,
Luz que arde sin herir,
Presencia que respira en todo lo que existe.
He temido Tu grandeza
porque me contaron que eras juez,
cuando en verdad eras mi propio corazón llamándome a casa.
Si alguna vez te imaginé como fuego que castiga,
enséñame ahora el fuego que purifica,
el que enciende la conciencia y no la destruye.
Tú no castigas, Tú despiertas.
Tú no condenas, Tú abrazas.
Tú no mides mis caídas,
Tú mides solo mi anhelo de volver a Ti.
Permíteme descansar en tu misericordia
como el mar recibe al río que regresa.
Que el miedo se disuelva en reverencia,
que la culpa se disuelva en amor,
y que mi alma aprenda el verdadero temor:
el de olvidarte.
Hazme recordar,
una y otra vez,
que el único infierno es la distancia,
y el único paraíso, Tu cercanía.
Tú eres la Llama y el Refugio.
Tú eres el Silencio y el Canto.
Tú eres el Amado que nunca ha dejado de amar.