Sobre la verdadera música del alma
Escucha el ney, cómo se queja,
cómo canta la separación.
Desde que me cortaron de la caña,
mi llanto hace gemir a hombres y mujeres.
A cada instante busco un corazón
que arda con este dolor.
Sólo quien ha perdido, me comprende; el resto, aunque me escuche, no entiende.
En todo corazón se esconde el deseo de retornar,
de volver a la fuente, al Uno.
El alma del mundo llora en secreto,
buscando su origen.
¡Escucha! El canto del ney es fuego,
no aire; no es sonido, es el aliento de lo invisible que atraviesa todo lo creado.
Rumi