¡Oh corazón, trae vino!
El Amado no está lejos.
No busques excusas,
pues la copa está en tu mano.
Abre tus labios como la rosa
y bebe del cáliz de la existencia.
No preguntes por dónde ni por qué,
pues el Amado está más cerca que tu propia vena yugular.
Mira el jardín:
cada hoja danza con su nombre,
cada flor se abre con su perfume.
El aire murmura su secreto,
y hasta las piedras cantan.
Si tú aún no lo escuchas,
calla y bebe más profundamente,
pues el silencio es la llave
que abre la puerta de su proximidad.
Oh alma, entrégate sin medida,
y comprenderás que nunca estuviste separado.
Rumi