■ ¿Qué es la Luz Divina de Allah (Tajallī)?
¿Recuerdan cómo en las casas antiguas de Pakistán, cuando había una boda, colocaban un proyector y toda la familia se sentaba a ver videos viejos en la pared?
La cinta estaba dentro del proyector, pero hasta que no encendían la luz, la pared seguía vacía.
Y cuando esa luz atravesaba la película… ¡de repente! Aparecían rostros, risas, recuerdos… todo cobraba vida.
Ahora tomemos ese mismo ejemplo y llevémoslo al mundo espiritual.
Imagina que el Lauh al-Mahfūz (la Tabla Preservada) es como esa película divina.
Allí está escrita cada historia, cada alma, cada destino… todo lo que ha ocurrido y todo lo que ocurrirá.
Pero aquí está el secreto que Khuwaja Shamsuddin Azeemi nos enseña:
Así como el proyector necesita luz para que las imágenes se revelen, el Lauh al-Mahfūz también necesita una Luz Divina para activarse, iluminarse y manifestarse.
Y esa Luz, mis queridos lectores, se llama el Tajallī de Allah —la Iluminación Divina.
Este Tajallī no es como la luz común.
No es la luz del sol, ni de una lámpara, ni algo que los ojos puedan ver.
Es la Luz que da vida a toda la existencia.
Es la Luz que despierta a la creación misma y dice: “¡Sé!” (Kun!)
Y con ese único mandato, todo lo oculto se vuelve manifiesto.
¡Y ahora viene lo más fascinante!
Dentro de cada ser humano, en las capas más ocultas del alma, existe un centro espiritual secreto llamado Latīfa Akhfā (el punto más sutil, el quinto centro).
Es como una pequeña pantalla interior donde se refleja directamente el Tajallī de Allah.
Cuando un buscador (sālik) comienza su camino espiritual y, con la gracia de su Murshid (guía espiritual), despierta su Latīfa Akhfā, comienza a percibir esa Luz Divina en su interior.
¡Es ahí cuando la película comienza!
De pronto, el buscador empieza a comprender realidades que no están en los libros ni en los discursos.
Empieza a ver lo que existía antes de que Allah dijera “Kun” y lo que surgió después.
Es como si le permitieran ver el detrás de escena de la creación…
el mundo oculto donde la orden de Allah resuena antes de hacerse realidad.
Por eso, cuando escuchas a un sufí decir:
“He presenciado el Tajallī de Allah”,
no quiere decir que vio un destello físico como una bombilla.
Significa que presenció la Voluntad Divina en acción.
Vio cómo respira la existencia, cómo fluyen los destinos y cómo todo está impulsado por una sola Luz eterna:
el Nūr de Allah, que jamás se apaga.
Y lo más hermoso de todo es…
Esa Luz no está lejos.
Está dentro de ti, brillando silenciosamente, esperando que la percibas.
Así como la película no puede proyectarse sin luz, tu mundo interior no puede despertar sin el Tajallī de Allah.
Y el día en que esa Luz toque tu corazón, comprenderás que:
Nunca estuviste separado de ella.
Solo esperabas que alguien encendiera el interruptor.
اَللّٰهُمَّ صَلِّ عَلَىٰ مُحَمَّدٍ وَّعَلَىٰ اٰلِ مُحَمَّدٍ
● FJ – 9.11.25