De una puerta a una ventana...


Cuando Dios cierra una puerta ante ti, no te esfuerces en empujarla,
pues las puertas cerradas no son sino señales misericordiosas de que ese lugar ya no es para ti.
Aprende a mirar a tu alrededor,
porque tras cada puerta clausurada hay una ventana abierta que da a un horizonte más amplio.

Y aquello que crees una pérdida,
no es más que una guía hacia otro camino.
Quizás, si vuelves después de algunos años,
agradezcas esas puertas que no se abrieron,
porque, de haberlo hecho, te habrían alejado de tu destino.

— Yalal ad-Din Rumi