Masnavi I, vv. 176–180


Masnavi I, vv. 176–180

Como el herrero que sopla su fragua,
Dios aviva en ti el fuego del anhelo.

Si huyes del calor, tu metal permanecerá tosco.

Soporta la llama,
pues sólo el oro conoce la alquimia del fuego.

Quien teme arder,
nunca brillará.

Rumi 

Reflexión: “El fuego que revela el oro”

Rumi nos invita a mirar el dolor y la transformación con una nueva luz.
El fuego no viene a destruirnos, sino a revelar lo que somos en esencia.
Cada pérdida, cada confusión, cada noche oscura del alma,
es una fragua donde el Espíritu trabaja en silencio.

El alma humana es metal divino cubierto de impurezas —
la vida sopla, calienta, y martilla hasta que el brillo aparece.

Cuando dejamos de resistir el calor de la prueba,
descubrimos que dentro del fuego no hay castigo,
sino purificación.

El dolor se vuelve un maestro,
y la herida, una ventana hacia la luz.
Así, el fuego de la existencia no nos quema: nos refina.