La Justicia Inquebrantable del Profeta Muhammad ﷺ
En la ciudad de Medina, la justicia no era solo una palabra… era una forma de vida.
Un día, una mujer de noble linaje y de una tribu respetada cometió un robo.
Su familia entró en pánico.
“¡Debemos salvarla!”, murmuraban.
“Seguramente, su honor la protegerá…”
Entonces enviaron a algunos compañeros para interceder ante el Profeta Muhammad ﷺ y pedir que se le perdonara la sanción.
Cuando el mensajero llegó, dijo con voz temblorosa:
—“¡Oh Mensajero de Allah! Ella pertenece a una tribu honorable… quizá podrías eximirla…”
El bendito rostro del Profeta ﷺ cambió…
no por ira, sino por dolor.
Entonces se levantó ante la gente y proclamó:
“Las naciones anteriores fueron destruidas porque cuando un noble cometía un crimen, lo perdonaban; y cuando lo cometía un débil, lo castigaban.
¡Por Allah! Si mi propia hija Fátima robara, yo aplicaría la ley sobre ella.”
La multitud quedó en silencio.
Los corazones temblaron.
No había favoritismos.
No importaba el estatus, ni la tribu, ni la riqueza…
solo existía la justicia pura.
Días después, un hombre pobre acudió al tribunal.
El Profeta ﷺ lo escuchó con atención y falló a su favor frente a un hombre adinerado.
El hombre rico, ofendido, exclamó:
—“¿Fallaste en mi contra porque soy rico?”
El Profeta ﷺ respondió con serenidad:
—“Te equivocas. Yo juzgo solo con lo que Allah ha revelado. La riqueza y el estatus no me mueven.”
Los ojos de aquel hombre se llenaron de lágrimas.
Y abrazó el Islam por completo…
no con la lengua, sino con el corazón.
Éste fue el legado de Muhammad ﷺ:
Una justicia que derrite el orgullo,
que sana a los quebrados,
y que protege a los débiles.
Porque la verdadera justicia…
no es cuando ganan los poderosos,
sino cuando vence la verdad.
Que Allah nos permita seguir la justicia de Su Amado ﷺ.
Una reflexión de Farhan Rashid