La belleza real



La verdadera belleza no tiene nada que ver con los ojos; es algo que siente el corazón. Como nos recuerda Rumi, hay almas que no brillan por su apariencia ni por su elocuencia, sino simplemente por su presencia. Su bondad, su humildad y su sinceridad hacen al mundo más suave a su alrededor. No necesitas decir mucho cuando tu alma ya habla a través de tu comportamiento. La belleza se desvanece en la piel, pero jamás en el espíritu.
Por eso, cuando encuentres a alguien cuya esencia te traiga paz, cuyo silencio te reconforte más que cualquier palabra, abrázalo con el alma. 
Ese es un tipo de belleza que rara vez se encuentra.