■ El Imán y sus 70 ramas
A veces nos ocupamos tanto intentando hacer “grandes cosas” por nuestra religión, que olvidamos la belleza escondida en las más pequeñas. Creemos que la fe significa rezar toda la noche, memorizar libros o hacer algo extraordinario. Pero la verdad es que el imán (la fe) se construye en silencio, paso a paso, a través de las decisiones sencillas que tomamos cada día.
Cuando sonríes a alguien, cuando contienes el enojo, cuando hablas con bondad, cuando quitas una pequeña piedra del camino para que nadie tropiece… también eso es una expresión de la fe. Es como un árbol que no crece por los truenos o relámpagos, sino por unas cuantas gotas de agua cada día.
La fe no es sólo decir “yo creo”. Es vivir de acuerdo con esa creencia, manifestarla en nuestros modales, en nuestra paciencia y en la forma en que tratamos a los demás. A veces olvidamos que Allah ama Incluso los actos más pequeños de bondad, incluso los que creemos que no tienen importancia. Pero sí la tienen. Ante los ojos de Allah, hasta apartar algo dañino del camino queda escrito como un acto de imán.
Y luego está el hayaa — la modestia, la vergüenza noble, ese profundo sentido de respeto y pureza. Hoy suele malinterpretarse; algunos creen que la modestia es debilidad. Pero en el Islam, el hayaa es una de las ramas más poderosas de la fe. Protege el corazón y mantiene el alma suave y pura.
Quien posee hayaa lleva luz (nūr) en su mirada y paz en su presencia.
En el libro Minhāj-us-Sawī, el Sheij ul-Islam Prof. Dr. Tahir-ul-Qadri narra las hermosas palabras de nuestro amado Profeta Muhammad ﷺ, quien dijo:
> “El imán (la fe) tiene más de 70 ramas.
La más elevada es decir: La ilaha illa Allah (No hay divinidad excepto Allah),
y la más sencilla es apartar algo dañino del camino.
Y la modestia (hayaa) es también una rama de la fe.”
¡Qué hermoso es esto! ¡SubhanAllah!
Desde la verdad más elevada —la proclamación de la unicidad de Allah— hasta el acto más sencillo de bondad, todo cuenta. Cada pequeño esfuerzo fortalece nuestra fe. El Sheij nos enseña que cuando pasas junto a una piedra en el camino, cuando ves a alguien sufriendo, o cuando sientes vergüenza de hacer algo indebido porque Allah te observa… recuerda que en ese mismo instante tu imán está creciendo.
Esa es la belleza del Islam: une los cielos y la tierra a través de los gestos más pequeños de bondad.
اَللّٰهُمَّ صَلِّ عَلَىٰ مُحَمَّدٍ وَّعَلَىٰ اٰلِ مُحَمَّدٍ
● FJ 10.11.25