La embriaguez de la vida, sus placeres y ocupaciones vela la Verdad a los ojos de los hombres, y estos deben pasar a la embriaguez espiritual que los vuelve locos y los eleva a la visión beatífica de la Verdad eterna. Esto es lo mismo que decir que deben Pasar de la negación a la afirmación, de la ignorancia al conocimiento supremo.
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... no es el destino lo que lleva a las personas a la aflicción, sino sus propios errores y vicios.
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... todos los que duermen el sueño de la negligencia perderán la bendición prometida.
Rumí.