Desde el día que mis ojos


Te contemplaron,
no e he pasado un instante
sin sollozar por Tí.
¡ Sea veneno el vino para mí
si lo bebo sin Tí!.
¡ Bien podría estar muerto,
si viviera sin Tí.!
En ambos mundos me bastas, como amado y
como amigo.
Por cada dolencia,
Tú eres, mi remedio.
No hay nadie aparte de Tí,
¡ oh, luna mía, en ambos
mundos,
salvo aquel al que, por Tú
gracia, has hecho que alguien sea.
EL AGUA DE LA VIDA.
Rubaiyyat
Jalaluddin Rumi
Editorial Sufí